martes, 5 de marzo de 2013

Vacío





Vacía... el silencio de mi alma está callada, pero llora... Cada día que pasa sólo deseo que esta tortura acabe, pero no lo hace. Miro a mi alrededor en silencio, pero no tengo nada que pueda animarme... Deseo con todas mis fuerzas que este dolor termine... Pero no cesa. Miro desde mi ventana silenciosamente, viendo cómo la lluvia cae suavemente, pero lo único que veo en ella son mis lágrimas, que ya no quieren salir ya de mis ojos. Alzo una mano para apegarla en la ventana, dejando que el frío recorra en mí. Las calles están mojadas, como mi corazón de sangre. Muchas veces me pregunto qué es lo que la gente quiere de mí, ya que siempre que consigo un amor o una simple amistad, éstos acaban machacando mi corazón y me lo devuelven hecho trizas. Tantas mentiras... tantas traiciones. ¿A caso yo estoy aquí para ser un juguete de la gente? Cierro mis ojos, queriendo derramar mis lágrimas, pero he derramado ya tantas que ya no quieren brotar entre mis mejillas. En mi mente se reflejan imágenes otra vez. Quiero borrarlas de mi mente, pero no queren desaparecer, y sé que nunca lo harán. No parece que vaya a cicatrizar mi dolorido corazón. Me alejo de la ventana, pensativa, con una mirada distante, fría... Ya no tengo a nadie a mi alrededor, solo estoy yo, nadie más, nada más. Estoy perdida entre un camino de oscuridad sin un resquicio de luz... Me dejo caer de rodillas, mirando el techo de mi cuarto, que se encuentra a oscuras a causa de la noche. El único resto de luz es el que sale de mi ventana, de la luna cubierta por las nubes, unas nubes que siento en mi alma. Alzo mis manos en mi rostro, y aprieto los puños. Quiero dejar de sentirme tan llena y a la vez tan vacía, deseo que esta tortura termine, pero sé que jamás lo hará. Perdí el amor de mi vida, perdí la fe, perdí la confianza que depositaba en la gente que me decía un "te quiero" y acabaron destrozándome y dejándome como lo que soy ahora, una simple marioneta del dolor arrastrada por el viento del silencio y la lluvia de sangre. Quiero gritar, pero aunque lo haga sé que nadie me va a escuchar, nadie va a QUERER ESCUCHARME, porque todos me han rechazado, todos me han mentido... Bajo mi cabeza lentamente, viendo aquella afilada arma blanca entre mis rodillas, y sangre a su lado, sangre que roza mis manos al agarrarlo tan firmemente, al intentar escapar cobardemente de esto, pero que al final cambié de opinión. Deseo que alguien escuche mis gritos silenciosos, mis llantos... que vea mis ojos entre lágrimas de sangre, pero nadie lo hace, todos me ignoran, todos me rechazan. ¿Qué es lo que me queda entonces? Cierro los ojos... El VACÍO...

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