Sangran palabras

La Ida

Cada día que pasa me duele más ver que no estás a mi lado, y menos después de aquella inesperada ida. Agarro mis manos y las subo en mi cabeza, el dolor no se va... no quiere irse, porque todavía sigues en mi corazón, en mi alma... Quiero volver a ver cómo me llevas de vuelta al parque, aquellos momentos en los que tú y yo jugábamos como inocentes en el mundo sin conocer el significado de la palabra dolor, sin que aquellas manchas de mi corazón comenzaran a aparecer en mi alma cuando te vi por última vez, una vez que no desaparece de mi mente, que cada vez me duele más y más, que cada vez que estoy sosteniendo una foto entre mis manos y me veo contigo, se me derrumba el alma. Pero es extraño, porque aún después de haber estado doce años juntos, parece que todo este tiempo contigo hubiera sido un simple sueño, un sueño que llenó de sangre mis sentimientos, un sueño que dañó mi corazón y causó un dolor imborrable cada vez que veo que no estás a mi lado en mis peores momentos. Un dolor... que me hace extrañarte como lo que eres y como lo que fuiste... Mi PADRE.
Te quiero.